domingo, 2 de marzo de 2014

Él es tu consolador


Cuando nos tocan situaciones como ésta muy de cerca, nuestro corazón siente dolor y se compadece por aquellos que sufren. Es, en esos momentos, donde la palabra de ánimo y fortaleza es necesaria. También el abrazo, el "estoy contigo", las oraciones que fortalecen el espíritu angustiado.

El salmista lo expresa claramente: "En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos" (Salmo 18:6). Dios siempre está atento a nuestras oraciones.

Él nos escucha, y aunque en el momento no veamos la salida o las respuestas a nuestras preguntas y dudas, en su tiempo, Él nos contestará. Es mejor vivir creyendo que morir dudando, como dice mi pastor.
Es mejor creerle a Dios; creer que Él tiene un plan perfecto para nuestra vida.

Sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas obran para bien (Romanos 8:28). Sabemos que el amor y la misericordia de Dios son eternos. Por lo tanto, nuestra única esperanza es que un día estaremos nuevamente reunidos en la eternidad. 


No importa por la situación que estemos pasando, Él tiene el control de nuestra vida y la de nuestra descendencia. Porque cuando le hemos entregado toda nuestra vida y la vida de los nuestros, tenemos que confiar completamente en el plan perfecto de Dios para con nosotros.

El gran sabio Salomón declara que "en el temor de Jehová está la fuerte confianza; y esperanza tendrán sus hijos" (Proverbios 14:26). Así que en Dios está nuestra esperanza y nuestra confianza. Él no nos dará mayor prueba de la que podamos soportar (ver 1 Corintios 10:13).

Los recuerdos de momentos felices con ese ser amado vienen a llenar nuestro vacío. Gracias a Dios por las memorias de esos momentos, que nos invaden y traen hasta alegría y risa, a pesar del dolor.


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